Baste saber que las derivas se habían iniciado tiempo atrás. Lentamente, la acumulación de datos, situaciones y circunstancias habían generado una serie de rápidos desplazamientos sin rumbo fijo. Continuidad y discontinuidad en las
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viernes, 15 de noviembre de 2013

Triangulación



[1]

Es entrar y lo comprendo de golpe, se me va a hacer muy largo. ¿Qué coño estoy haciendo aquí? En realidad, sé que no tengo ninguna obligación, que todo esto es un gran error. No es bueno remover la mierda y a eso me han hecho venir. Ya han pasado dos años desde aquella puta curva, parecía una de tantas hasta que se me cruzó y se me echó encima. Entonces ya me cansé de repetirlo. Aún me duele la boca de tanto repertirlo.

Ellos han entrado por la otra puerta y me esperan tan sentiditos, uno junto al otro. Me siento yo. Silencio. La mesa. Destellos blancos sobre el gris oficina. De repente se me aparece, justo ahí, delante. Lo veo claramente, como cuando miras algo por primera vez. Su cabeza ladeada. Su mirada. La puta silla de ruedas. Sobre su hombro caído la mano huesuda y gastada de su vieja. ¿Llora? En la cabecera asiente el julay del juzgado. ¡Al menos podrías estirarte y dar algo de juego! Se diría que le va este circo al muy cabrón. 

¿Alguien quiere decir algo? 


[2]


Aquí llega, algo tarde. Menos mal que ha dado el paso, por un momento pensé que no iba a tener el coraje de afrontarlo. Perfecto entonces, con él ya estamos completos. Yo aquí al extremo, entre parte y contraparte. Ellos encarados. Ese gran reloj en la pared ha sido buena idea. Uno frente al otro bailan al son del tic-tac, acompasando sus diferentes tiempos. Yo respeto el encuentro, me concentro en el segundero. Él no hablará, cree que viniendo paga. Les dejaré otro minuto. Veremos la madre por dónde me sale. Acabará saltando, ellas siempre lo hacen... 


Tac! Mi turno. 


¿Alguien quiere decir algo?


 [3]


Parimos con dolor, luego acunamos su llanto y velamos su sueño. Y un maldito día sin saber cómo ni porqué, nuestra desgracia. Ralea de la peor calaña, ridículos medio hombres que no tienen lo que hay que tener, incapaces de aguantar la mirada a una destrozada madre. Cuando el juicio eso fue lo peor, pensar en nuestras vidas rotas a manos de semejante tipejo, tan miserable, tan vulgar, a penas banal. Hoy finalmente ha venido, se ha sentado ahí tranquilito, y seguro que pretende dignidad, exigirá nuestra comprensión. ¡Venga cobarde, danos ya la cara! ¿Qué cuento piensas contarnos? Mediación iba a darte yo a garrote con mis propias manos... 


 ¿Alguien quiere decir algo?