Baste saber que las derivas se habían iniciado tiempo atrás. Lentamente, la acumulación de datos, situaciones y circunstancias habían generado una serie de rápidos desplazamientos sin rumbo fijo. Continuidad y discontinuidad en las
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jueves, 4 de septiembre de 2014

Senderos de piedra, tierra y memoria

 *UNO_________________________________________________________________

El escritor Humphrey Cobb fue soldado del contingente canadiense que tomó parte en la Gran Guerra.  Años después de participar en la batalla de Amiens publicó la novela Paths of glory (1935) que a su vez Stanley Kubrick llevó al gran público en formato cinematográfico avanzada la década de los '50. En sus páginas reelabora dramáticamente la tragedia de los soldados franceses que fueron fusilados por sus propios compañeros durante el año 1915 y que murieron bajo la acusación de rebelión.    + info novela 


"Es algo estúpido, pensó Dax, pero la simple emisión de una orden siempre inspira confianza. No importa si es una orden necesaria o no, ni siquiera si es acertada". 
Unos instantes más tarde le vino a la mente otro pensamiento:
"Hasta al hombre que la da le inspira más confianza en sí mismo

 

Château de l'Aigle
Cuartel general del Regimiento
Regimiento 181 del frente

Num. 13934-CD-19
Confidencial. Urgente.

A:
Cap. Renouart, oficial al mando. Compañía 1. 
Cap. Sancy, oficial al mando. Compañía 4. 
Ten. Roget, en representación del oficial al mando. Compañía 2
Sgto. Mayor Jonnart, al mando de la Compañía 3.

Por la presente se les ordena arrestar a un hombre de cada una de sus Compañías y conducirlo al puesto de guardia del Regimiento, en el château, no más tarde de las 14.30 de hoy, presto para comparecer ante un Consejo de guerra bajo el cargo de cobardía ante el enemigo.

Por orden:
Herbillon
Cap. Aydte.
Compañía 2: Soldado Didier

... Yo estaba subiendo al parapeto cuando el cuerpo del cabo Valladier me cayó encima y me dejó fuera de combate arrastrándome a la trinchera . Cuando me puse de pie otra vez, mi compañía entera estaba de vuelta en la trinchera. No podía avanzar...

... Y se puso [Didier] a contarle al capitán la historia de la patrulla. Se la narró despacio, sin omitir ningún detalle, no siquiera el de que él había disparado a Roget para impedir que matara a Lejeune. Los tres hombres le escucharon con mucha atención y, una vez acabado el relato, todos, hasta donde cada uno era capaz, sentían que su corazón se llenaba de rabia... 



...La camilla de Didier empezó a moverse, furtivamente, así lo pareció en un primer momento, y después se inclinó hacia la izquierda y cayó con él debajo. Didier se asemejaba a un animal de carga que se hubiera desplomado y hubiera perecido bajo el peso que llevaba encima...



Compañía 3:
Soldado Langlois

... Yo estaba justo al lado del teniente Bonnier, en la alambrada, cuando lo mataron...

...Estoy en este lío porque me tocó en una rifa. ¿No sería un buen punto para una defensa? Demuestra bien a las claras que en mi compañía no hay ningún cobarde al que el Sargento Mayor hubiera podido señalar con el dedo...

... A Langlois, una bala le había dado en la pierna y comenzó a doblarse hacia ese lado. Sus cuerdas no se habían roto del todo con la descarga que le había desgarrado los intestinos y los pulmones, y lo dejaron allí colgando, con los brazos pegados al poste. Hizo una especie de gesto, grotesco y digno de lástima, como suplicando que le liberasen, después se deslizó un poco más hacia el suelo, de tal manera que dió la sensación de abrazar e implorar miserablemente a su poste...




Compañía 4: Soldado Férol

...Yo pasé de nuestra alambrada. Meyer puede decírselo, estaba conmigo. Y el Capitán Sancy...

...¿Y usted, Férol? ¿Cómo le tocó?
- Siempre me toca a mi, eso es todo.


Férol también caía despacio, a medida que las cuerdas flojas iban cediendo lentamente en su sujeción. Cayó hacia delante, nutriendo y al mismo tiempo siguiendo su propio rastro de sangre, y quedó de rodillas. Su cabeza, ahora irreconocible, se fue hacia abajo y golpeó en la tierra. Durante un instante estuvo en la posición de un mahometano rezando, luego el equilibrio le abandonó y se derrumbó como un fardo...

**DOS_________________________________________________________________



Ábside de la Iglesia de Santa María la Blanca, Monasterio de Piedra (Nuévalos, Comunidad de Calatayud, Zaragoza)


Mientras el guía turístico que acompaña a mi grupo prosigue su  servicio histórico-artístico, quedo aturdido, atrapado en una experiencia cuasipsicofónica. Sobre un lienzo de obra nueva en un lateral del ábside, claramente legibles, descubro aquí y allá pequeños trazos caligráficos de carboncillo que profanan el entorno sacro, "Deportado" alcanzo a leer. "Juan Serantes Escariz, 10-12-37 Terra a nosa!!". Alguien me habla a través de la piedra, y no es el guía, que ya ha vuelto al claustro cisterciense y prosigue con neutra profesionalidad el programa previsto. 

Eco del pasado, pequeño vestigio que logra por un instante superar la sentencia de olvido del espacio y del tiempo. Siento que afronto una vivencia historiográfica imprevista, y a partir de ahí surge la curiosidad de saber. La Guerra Civil se me aparece y me golpea en forma de graffiti. Cómo buscar en aquel Aragón partido en dos colores de combate, azul el occidente sublevado y rojo del oriente del Consejo, enfrentadas Zaragoza y Caspe en pugna por Belchite. Imagino al tal Juan preso, acaso uno de aquellos segadores gallegos metido a miliciano. Transitan deportados por la retaguardia nacional,  los cautivos yacen en las lindes calcáreas del río Piedra y ocupan sus horas en trabajos forzados de conservación del templo desamortizado y en ruinas. Bajo vigilancia limpian y consolidan. Más allá entre la nieve, la XIa División del  Ejército Popular de la República ataca Teruel desde hace dos días. Franco ha de postergar momentáneamente su ofensiva sobre Madrid... No pasarán dirán poco después... 


Aunque han pasado décadas, las heridas, silencios y olvidos de la Guerra Civil siguen ahí, sólo es cosa de parar atención. En mis escasa semana de estancia vacacional en tierras de la Comunidad de Calatayud he sabido de la dura represión franquista que se llevó por delante a miles de vecinos, malenterrados en fosas diseminadas aquí y allá por la comarca. Sigue el esfuerzo de familiares, historiadores y arqueólogos por ubicar, exhumar e identificar, por dignificar los restos de las personas asesinadas por sus "responsabilidades políticas". Y puedo leer en prensa local de Calatayud que justamente allá dónde pudieran seguir yaciendo varios cientos de ejecutados, en el Barranco de la Bartolina, en 1999 el alcalde Fernando Martín Minguijón (PP) autorizó que 200.000 metros cúbicos de tierra fueran removidos y transportados para sellar el vertedero municipal, basurero que las autoridades franquistas habían dispuesto encima de otro campo de fosas. Meras casualidades que conforman un memorial de tierra y basura. La Guerra Civil, entre vivos y muertos, vencedores y vencidos de aquel Aragón enfrentado aún no ha acabado...

Para seguir derivando: