Baste saber que las derivas se habían iniciado tiempo atrás. Lentamente, la acumulación de datos, situaciones y circunstancias habían generado una serie de rápidos desplazamientos sin rumbo fijo. Continuidad y discontinuidad en las
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martes, 26 de enero de 2016

PeriferiAndo





" Voy a ir por todas partes en busca de los bloques, transfigurándome en ese paisaje de hormigón y descampados, desbórdándome como un río hondo que atraviesa las periferias. A los barrios se va en tren de cercanías llenos de gente, en metro como una lombriz de secano, en autobuses que cruzan a toda castaña las rondas. Los transportes públicos, las bibliotecas públicas, por ahí podré escaparme yo de todo esto. Andaré buscando entre los bloques, al pie de los edificios de las afueras, unas raíces, las mías, que no agarrarán en ninguna clase de suelo... Iré siempre buscando paisajes como deflagraciones, con los ojos llenos de llamas, queriendo ser obstinadamente yo mismo en unas calles que quedan fuera de la historia y hasta fuera de mi...  me meteré entre las cuatro, cinco calles de bloques que siempre quedan un poco retiradas del grueso de los edificios, llegaré buscando sin interrupción la verdad más oculta; aunque ya aquí lo único que hay son preguntas... "

(Paseos con mi madre, Javier Pérez Andújar, 2011)





Es la noche de la revuelta; sube el mar hasta mi sector.
Siempre todo o nada, nunca hay elección.

Han surgido brillantes líderes, han temblado en el cielo gris.
Momentos fugaces; ahora no están aquí.

Mira ese chaval de la ciudad letal;
barrio de las paredes sucias junto al puente del río Besós.

Se comercia con los deseos y con la frustración.
Los chavales son los correos, la última generación.
Te dicen "tú tranquilo", todo se arreglará;
utilizan tu destino y tú sin querer hablar.

Pasta gansa para fundirla; por lo visto funciona así.
Yo he nacido pobre; que "pecao" cometí.

Quizá no es así... te cuento lo que ví:
casas tan altas como ataúdes, ríos podridos por la ambición.

No hay dinero para los chicos; sin dinero no saben que hacer;
eso es tan duro... querer y no poder...
Nos manejan como ellos quieren, sólo nos dejan sobrevivir,
necesitas dinero para poder vivir.

Quizá no es así... te cuento lo que ví:
casas tan altas como ataúdes, ríos podridos por la ambición.

Se comercia con las banderas y con la necesidad.
Vienen cuando no lo esperas, dirigentes no faltarán.
Te dicen "tu tranquilo", todo se arreglará;
utilizan tu destino. Me tengo que desahogar.

(No hay dinero para los chicos. El último de la Fila, 1985)