" Voy a ir por todas partes en busca de los bloques,
transfigurándome en ese paisaje de hormigón y descampados, desbórdándome como
un río hondo que atraviesa las periferias. A los barrios se va en tren de
cercanías llenos de gente, en metro como una lombriz de secano, en autobuses
que cruzan a toda castaña las rondas. Los transportes públicos, las bibliotecas
públicas, por ahí podré escaparme yo de todo esto. Andaré buscando entre los
bloques, al pie de los edificios de las afueras, unas raíces, las mías, que no
agarrarán en ninguna clase de suelo... Iré siempre buscando paisajes como deflagraciones, con
los ojos llenos de llamas, queriendo ser obstinadamente yo mismo en unas
calles que quedan fuera de la historia y hasta fuera de mi... me meteré entre las cuatro, cinco calles de bloques que
siempre quedan un poco retiradas del grueso de los edificios, llegaré
buscando sin interrupción la verdad más oculta; aunque ya aquí lo único
que hay son preguntas... "
(Paseos con mi madre, Javier Pérez Andújar, 2011)
Es la
noche de la revuelta; sube el mar hasta mi sector.
Siempre
todo o nada, nunca hay elección.
Han
surgido brillantes líderes, han temblado en el cielo gris.
Momentos
fugaces; ahora no están aquí.
Mira
ese chaval de la ciudad letal;
barrio
de las paredes sucias junto al puente del río Besós.
Se
comercia con los deseos y con la frustración.
Los
chavales son los correos, la última generación.
Te
dicen "tú tranquilo", todo se arreglará;
utilizan
tu destino y tú sin querer hablar.
Pasta
gansa para fundirla; por lo visto funciona así.
Yo he
nacido pobre; que "pecao" cometí.
Quizá
no es así... te cuento lo que ví:
casas
tan altas como ataúdes, ríos podridos por la ambición.
No
hay dinero para los chicos; sin dinero no saben que hacer;
eso
es tan duro... querer y no poder...
Nos
manejan como ellos quieren, sólo nos dejan sobrevivir,
necesitas
dinero para poder vivir.
Quizá
no es así... te cuento lo que ví:
casas
tan altas como ataúdes, ríos podridos por la ambición.
Se
comercia con las banderas y con la necesidad.
Vienen
cuando no lo esperas, dirigentes no faltarán.
Te
dicen "tu tranquilo", todo se arreglará;
utilizan
tu destino. Me tengo que desahogar.